1 conserva de tomates enteros en su jugo (800 g.)
1 conserva de tomates enteros en su jugo (800 g.)
1 cebolla mediana, picada
3 cucharadas de aceite extra virgen
2 cucharadas de pasta de tomate
2/3 taza de azucar moreno
½ taza de vinagre de vino tinto ligero o jerez
2 cucharillas de oregano fresco
Nuez moscada rallada
1 rama de canela
1 cucharadita de sal molida con 1 cucharadita de cristales de almaciga
Patatas, peladas y cortadas en trozos, aproximadamente del tamano de un dedo de una mujer
Aceite para freir
Sal
Hacemos la salsa de tomate, hasta con 1 semana de antelacion: Troceamos los tomates en un procesador de alimentos hasta que se convierta en un suave pure. Calentamos el aceite de oliva en una sarten grande y pesada y rehogamos la cebolla a fuego medio durante unos 8 minutos, removiendo. Anadimos los tomates, cocemos a fuego lento los ingredientes sin tapar la sarten, durante 1 hora o hasta que espese bastante. Removemos a menudo a medida que cuece a fuego lento la salsa de tomate, e incluso con mayor frecuencia hacia el final, para que no se queme.
Ponemos la rama de canela. Trituramos la salsa de tomate de 2-3 veces en   la batidora o procesador de alimentos hasta que quede suave. Dejamos reposar para que enfrie a temperatura ambiente. A continuacion, lo ponemos en la nevera, cubierto, durante 2 horas o hasta una semana (la salsa de tomate se puede preparar antes).
Para hacer las patatas fritas: Secamos un poco las patatas. Calentamos 2,5 cm de aceite de oliva en una sarten grande y vertemos tantas patatas caben en una sola capa. Cubrimos la sarten y dejamos cocer en aceite a fuego lento hasta que empiecen a dorarse. Retiramos la tapa, subimos el fuego y damos la vuelta a las patatas con cuidado, preferiblemente de una a una hasta que esten doradas y adquieran un bonito color dorado. Las retiramos con una espumadera y continuamos hasta que esten fritas todas las patatas. Las sazonamos con sal y servimos con la salsa de tomate de almaciga en el lado o por encima.